En los últimos años, el número de personas con obesidad ha aumentado a la par que la tasa de pacientes diagnosticados con asma. Hasta la fecha, la evidencia científica sugería que existía una relación directa entre el peso y la salud respiratoria, desconociendo el proceso desencadenante. No obstante, una reciente investigación, publicada en la ‘European Respiratory Journal’, ha descubierto por primera vez que la grasa se acumula en las vías respiratorias, contribuyendo a la aparición de este tipo de enfermedades. 

La tasa de personas diagnosticadas con asma se ha incrementado considerablemente en los últimos 50 años, obligando a los profesionales a especializarse por medio de los Posgrados en Neumología. Asimismo, los índices de obesidad han mantenido un crecimiento progresivo, aumentando en 3 millones de casos nuevos por década. Los investigadores eran conscientes de una vinculación entre estas variables, pero desconocían el mecanismo que contribuye a la aparición de este tipo de enfermedades respiratorias en pacientes con sobrepeso.

Hasta la fecha, los especialistas sugerían que la relación entre la obesidad y el asma se debía a la influencia del exceso de peso en los pulmones o al aumento general en la inflamación creada por el aumento de la grasa. Sin embargo, este estudio dirigido por John Elliot, un oficial de investigación senior en el Hospital Sir Charles Gairdner, ha hallado evidencias de que el tejido graso en las personas con sobrepeso afecta y bloquea la estructura normal de las vías respiratorias.

Este bloqueo es el desencadenante de un proceso inflamatorio, lo que a su vez puede contribuir en la aparición del asma u otros problemas relacionados. Del mismo modo, los investigadores han encontrado evidencias de que, cuanto mayor es el Índice de Masa Corporal (IMC), más cantidad de tejido graso se acumula en las vías respiratorias, aumentando la probabilidad de padecer enfermedades respiratorias y sus posibles complicaciones.

El equipo del investigador Elliot analizó un total de 52 pulmones y la estructura de 1.373 vías aéreas. La muestra se recogió de pacientes con obesidad que ya habían fallecido y donado sus órganos a la ciencia, prestando especial atención al tejido graso y al IMC de cada uno de los donantes. Como resultado, los expertos obtuvieron los siguientes datos:

  • 15 no habían tenido asma.
  • 21 habían sido diagnosticados con asma, pero murieron por causas diferentes.
  • 16 habían muerto por causas relacionadas con el asma.

Estos resultados muestran que un 40,38% de las personas que habían sido obesas también fueron diagnosticadas con asma, mostrando una alta probabilidad de padecer esta enfermedad respiratoria cuando el índice de grasa sobrepasa los límites saludables. Del mismo modo, un 30,77% falleció a causa de esta enfermedad.

La obesidad es una enfermedad que se relaciona directamente con los países más desarrollados. Según los últimos datos obtenidos, estos son los 10 países con mayor número de personas con sobrepeso:

  1. Estados Unidos (38,2%)
  2. México (32,4%)
  3. Nueva Zelanda (30,7%)
  4. Hungría (30%)
  5. Australia (29%)

Por otra parte, los países en los que menor índice de obesidad existe son Vietnam (2,1%), Bangladesh (3,6%), Timor Oriental (3,8%), India (3,9%) y Camboya (3,9%).

Estados Unidos es el país en el que existe una mayor tasa de personas con obesidad. Asimismo, la razón de probabilidades (odds ratio) de sufrir asma relacionada con un alto índice de grasa corporal es de 1.9. Estos datos afianzan la hipótesis de que la relación asma-obesidad no es casual, sino causal. De hecho, el número de nuevos asmáticos relacionados con la obesidad es de 250.000, de los cuales, el mayor porcentaje eran pacientes con obesidad tanto para hombres como en mujeres.

De igual forma, el asma también se caracteriza por alcanzar sus mayores tasas de incidencia en países del primer mundo. Según datos presentados en el ‘Informe sobre el Impacto Mundial del Asma’, el Reino Unido encabeza la lista de países con mayor porcentaje de personas diagnosticadas con esta enfermedad, alcanzando un 15,3%, seguido por Canadá (14,1%) y Estados Unidos (10,9%).

Además, el tratamiento que reciben las personas diagnosticadas con asma y obesidad difiere en algunos aspectos que es fundamental conocer:

  • El tratamiento de estos pacientes debe seguir las Guías Internacionales y/o Nacionales.
  • Las dosis de corticoides y broncodilatadores deben adecuarse al peso de la persona.
  • Requiere investigación sobre las causas de obesidad (como por ejemplo hipotiroidismo).
  • Se recomienda el suplemento de vitamina D, así como dietas con frutas y verduras.
  • La pérdida de peso y la cirugía bariátrica representan una opción efectiva sobre la evolución del asma.

En este momento, los investigadores se han centrado en analizar en profundidad los resultados obtenidos en este estudio, con el objetivo de descubrir si la pérdida de peso podría influir y revertir el efecto de la obesidad en la salud respiratoria. No obstante, destacan que, hasta que esto ocurra, es fundamental que los neumólogos se encarguen de concienciar y orientar a los pacientes en alcanzar y mantener un peso saludable.

Por el momento, es fundamental conocer la relación entre el asma y la obesidad, destacando la importancia de investigaciones como esta que nos permite seguir evolucionando en su prevención, ya que el futuro de la humanidad se puede ver afectado gravemente si se continúa con esta epidemia de obesidad.